jueves, 2 de mayo de 2024

Tulio Enrique León: desde otra galaxia y adelantado a su época


                                                               Por: Roberto Toledo

Cuando visitaba la casa del tío Oscar y la tía Teresa iba directo al tocadiscos y buscaba el long play de Tulio Enrique León. Pinchaba una y otra vez "la pollera amarilla" y la divertida "el cable submarino". Era el mismo disco de la foto que encabeza esta columna, registro musical que data de 1965 en Venezuela y fue publicado en Chile en 1977. Hace unos años encontré el mismo disco en un persa, entre muchas otras antiguas selecciones de bailables.


            Mi primo Oscar, primogénito del tío, tenía unos enormes audífonos tipo cápsulas que conectaba al clásico "3 en 1", que eran los equipos que tenían receptor de radio, doble casetera además del tocadiscos y cuando hacía girar aquel 33 1/3 revoluciones por minuto, comenzaba la catarsis en mi cabeza.

            Hay varios datos de Tulio Enrique León. Cuenta la leyenda que su médico le dijo que en vez de gastar el dinero en un tratamiento para detener la ceguera -sí, don Tulio era un músico no vidente- se comprara un piano. Después vendió el piano y lo cambió por el más moderno "Hammond" con el cual, hasta ese momento "actualizó" la cumbia con esos efectos hipnóticos que añadió a las armonías de sus versiones instrumentales. Recuerdo muchas fiestas familiares con esta banda sonora única. Tulio Enrique León fue muy popular en Latinoamérica y su legado, en parte, es el mérito de su talento para renovar  -hace más de 60 años- estos ritmos bailables y dejar un precedente a fuego para lo que hoy se denomina "tecno cumbia".


              Tulio Enrique León bien podría haber tocado en Kraftwerk, Erasure, Depeche Mode o en Pet Shop Boys. ¿Qué pensarían estos tipos al escuchar la melodía de la pollera amarilla?. "No somos nada", seguro.

              Siempre que lo escucho suena anacrónico, pero a la vez moderno y pienso si lo habrán enviado al espacio en la sonda Voyager, misión espacial de 1977, en donde se incluyó en esos discos de cobre bañados en oro música de Beethoven o Chuck Berry entre otros y que al encontrarlo y por cierto escucharlo, alguna civilización de otra galaxia bailaría al son o al compás de su ritmo, pues la música es un idioma universal. 

       Su sonido es el de la radio AM. Mientras escribo esta columna lo conecto vía bluetooth desde Spotify y pienso ¿qué diría este maestro de la música vía streaming o de las plataformas digitales? Porque hoy se encuentra ahí, vivo, en su música y en la matrix y en el metaverso. 

Este músico venezolano dejó el mundo cuando aún era muy joven: tenía 43 años. Nació en 1938 y falleció en 1982. Un genio latinoamericano adelantado a su época que abrió camino en tierra de nadie para el futuro y el desarrollo de la música popular. 

 

Gire por la galaxia don Tulio, para su música, el planeta tierra quedó muy pequeño. 

 


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