viernes, 6 de septiembre de 2024

Valentín Trujillo

 


Por: Roberto Toledo. Periodista.

Ayer el editor me envió un mensaje de audio para que le enviara la columna de este mes. Ya estaba atrasada. Lo reconozco. Pensé en escribir sobre Cerati, porque se cumplieron 10 años de su fallecimiento. El quejumbroso mensaje de voz del editor -en medio de un ruido de viento y motor de vehículo decía: “mañana no más, no me queda otra, si ya tranquilo, eso, vale compadre”. Pensé ¿para dónde irá y que estaría haciendo este hombre?

Bueno, chimuchina aparte.

Jueves 5 de septiembre de 2024, el maestro del piano Valentín Trujillo Sánchez, de 91 años, fue reconocido por el Gobierno con el Premio Nacional de Artes Musicales de Chile.

Trujillo, humano de oído absoluto, hijo de la profesora Clementina Sánchez y el minero Juan de Dios Trujillo, músico profesional del conservatorio de la Universidad de Chile, militante comunista, es ese músico culto que tiene un vínculo transversal a través de su arte con el pueblo. Categoría que muchas y muchos aparecidos quisieran, pero no todos logran.

En los 80 los que crecimos viendo sábados gigantes, lo vimos dirigiendo la orquesta y poniéndole características de piano a las pesadeces de Don Francisco. Luego con el Profesor Rossa y Guru - Guru. Momentos hilarantes de risa en las que este señor de especto bonachón, tocaba el piano y jugaba como un niño.

Un niño que también fue silenciado musicalmente luego del golpe de estado cuando supo que habían matado a Víctor Jara. En la UP tocaba el piano con Pin Pon, muñeco creado por el actor Jorge Guerra y que fue calificado de marxista por la dictadura.

Valentín Trujillo comenzó su carrera en 1943. Es la enciclopedia viva de la verdadera música popular chilena porque es el único que tocó con casi todos, de izquierda y de derecha, como Los Quincheros.

En la conmemoración de los 50 años del golpe de estado interpretó nuestro himno nacional en una elegante versión de salón, quitándole el perfil marcial que a la derecha tanto le gusta. Nada que decir, una fineza del maestro.

Y nos alegramos de corazón por este reconocimiento más que merecido -pero tardío- a alguien que ha sido un verdadero aporte a la cultura y a la ilustración del pueblo a través de la música.  

Si lee esta columna, gracias por la música maestro Valentín. Maestro eterno.

Cerati puede esperar, tengo también una historia que contar.

 

 

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